EL GRITO DE RAQUEL
Era medianoche, como otras tantas llego él, con el mismo olor de alcohol barato y la camisa desabrochada.
Raquel, al escuchar el sonido de la puerta al abrirse, se acurruó entre las sabanas de algodón, tapándose la cara para que no la viera, había nacido para amar y ser amada, pero él...
De un fuerte manotazo la saca fuera de la cama, cáe tumbada sobre la alfombra de lana y su pequeño cuerpo tropieza con las patas de la cabecera, como un poseso, comienza a pegarle patadas, impidiendo que pueda incorporarse, los gritos de Raquel se oían como lamentos en la noche , él apagó la luz de la mesilla y acostándose no se percato de que Raquel había muerto.
1 comentario:
Muy contundente,puede dar para mucho, lo que trasmites de verdad es que él es un cabrón por eso, hay que hacer justicia.
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