LIBRO DE CUIDADOS. Del hospital a casa. ¿Y ahora qué? es un libro dedicado a todas aquellas personas que se encuentran ante el reto de cuidar en casa a un enfermo, cuidandose, al mismo tiempo, a ellos mismos.También es un apoyo, un consuelo, un ánimo. Saber que hay alguien fuera de las paredes donde se recluyen la persona enferma y quien le cuida, alguien fuera que está pensando en ellos.
Del hospital a casa ¿Y ahora qué?
ADQUIERE MI LIBRO
“Del hospital a casa ¿Y ahora qué? Por 17 €
Mándame tu nombre y dirección completa para poder enviarte el libro contra reembolso a mi dirección de correo.
teresabosquemoliner@gmail.com
“Del hospital a casa ¿Y ahora qué? Por 17 €
Mándame tu nombre y dirección completa para poder enviarte el libro contra reembolso a mi dirección de correo.
teresabosquemoliner@gmail.com
lunes, 30 de noviembre de 2009
PRESENTACIÓN EN CANET D´EN BERENGUER
El jueves 26 de noviembre tuvo lugar en el Auditori de Canet d’en Berenguer la primera presentación de nuestro libro de relatos titulado Una brecha en medio de la rutina. La presentación corrió a cargo del escritor del Puerto de Sagunto, José Manuel Pedrós, y estuvo dirigida por la concejala de cultura del Ayuntamiento de Canet, Mª Amor Uviedo Molina. También acudió, como representante de la editorial, Mariano Vega, de Editores Policarbonados.
Gracías José Manuel, en un solo folio supiste transmitir al público todos los sentimientos que nosotras hemos querido transmitir en los relatos, eres un gran poeta.
También gracias a Elena Casero, escritora y valenciana como nosotras; tu presencia nos llenó de emoción y a la Revista Alenarte, de la que estamos esperando que salga el número de enero.
Y sobre todo, mil gracias a nuestros familiares, amigos y los que no conocíamos, que con su presencia hicieron que para nosotras fuera un día inolvidable. Gracias a todos.
martes, 24 de noviembre de 2009
TRENZAS DE FIBRA
Ya no recuerdo ese día, siendo una niña despertaba para encontrar el rocío brillando sobre el césped y las hojas, y el dorado sol brillaba sobre la frente de mi abuelo.
Hoy soy menos consciente del mundo que me rodea. Ya no le veo sentado sobre su pequeña silla de enea, pintados los palotes de turquesa, ni esas finas fibras de color del ámbar, sujetas a sus manos rudas y bastas, expertas, que trazaban la trenza para moldear el sitio en donde mi abuela descansaba, y mientras, de su frente caían perlas.
Ya no recuerdo ese día; cuando al apagarse el sol y con él, mi abuelo, llorando, me sentaba sobre su silla, deseando que llegara el alba, y mis manos acariciaban la suavidad de su madera; después vieja, sucia, y perdida en un rincón del patio, sin césped, ni flores. Ya no recuerdo ese día.
Hoy soy menos consciente del mundo que me rodea. Ya no le veo sentado sobre su pequeña silla de enea, pintados los palotes de turquesa, ni esas finas fibras de color del ámbar, sujetas a sus manos rudas y bastas, expertas, que trazaban la trenza para moldear el sitio en donde mi abuela descansaba, y mientras, de su frente caían perlas.
Ya no recuerdo ese día; cuando al apagarse el sol y con él, mi abuelo, llorando, me sentaba sobre su silla, deseando que llegara el alba, y mis manos acariciaban la suavidad de su madera; después vieja, sucia, y perdida en un rincón del patio, sin césped, ni flores. Ya no recuerdo ese día.
domingo, 22 de noviembre de 2009
ALGUNA COSA ME FALTA
Se levantó y fué al cuarto de los niños y encendió la lámpara de la cabecera de la cama. Echó una ojeada sobre los cajones y encontró en uno de ellos los pijamas. Abrió la cama. Luego recorrió la casa apagando las luces y comprobando las puertas. Se quedó mirando por la ventana de la cocina viendo los delgados regueros de agua y escuchando la caída de la lluvia. Volvió al salón y miró al teléfono apoyado sobre la repisa de la mesa camilla. Se sentó en una de las sillas y del paquete de cigarrillos sacó uno, lo colocó en la comisura de sus labios y lo encendió. A las dos chupadas lo apagó en el cenicero, estrujándolo.
Abrazada a ella llevaba los pijamas. Volvió a una de las ventanas del salón y miró cómo por la calle pasaban los coches salpicándolo todo. Estaba oscureciendo. Volvió al dormitorio de los niños, no sin antes volver a mirar hacia el teléfono. Se recostó dentro de la cama. Sus dientes habían dejado una huella en el labio inferior. Sentía picor en sus ojos enrojecidos. Su cabeza martilleaba. No conseguía dormirse. Daba vueltas apretando los pijamas en su pecho. Escuchaba con atención pero no oía nada. Todavía sentía las palabras de ellos antes de marcharse con su padre. Era el primer fin de semana que estaría sola. Largo, lluvioso, apagado y oscuro. Se levantó y fué al salón; sobre la mesa camilla el teléfono; extendió su brazo y lo cogió. No recordaba el número de su, antes, marido.
Abrazada a ella llevaba los pijamas. Volvió a una de las ventanas del salón y miró cómo por la calle pasaban los coches salpicándolo todo. Estaba oscureciendo. Volvió al dormitorio de los niños, no sin antes volver a mirar hacia el teléfono. Se recostó dentro de la cama. Sus dientes habían dejado una huella en el labio inferior. Sentía picor en sus ojos enrojecidos. Su cabeza martilleaba. No conseguía dormirse. Daba vueltas apretando los pijamas en su pecho. Escuchaba con atención pero no oía nada. Todavía sentía las palabras de ellos antes de marcharse con su padre. Era el primer fin de semana que estaría sola. Largo, lluvioso, apagado y oscuro. Se levantó y fué al salón; sobre la mesa camilla el teléfono; extendió su brazo y lo cogió. No recordaba el número de su, antes, marido.
EN MÍ, LA HUELLA DE EXISTIR
DEDICADA A TODAS ESAS MUJERES PERFECTAS PERO MALTRATADAS
Ya no respiraré tu aliento
de alcohol barato y agrio
ya no me haré la dormida
ni escucharé el pisar de tus botas camperas
ni encenderé la luz de mi mesita
para interrumpir mi sueño.
Ya no limpiaré más tus vómitos
ni secaré el sudor en mi almohada de tu cabeza
sudorosa, fría, húmeda
ya no me cobijaré en mi sábana
ni escucharé el sonido de llaves en la puerta.
Dejaré de maquillar mi cara
de ponerme la sombra bajo mis ojos
de querer borrar la huella de mi mirada
de perfilar el corrector sobre mis ojeras.
Ni miraré el reloj de madrugada
si sentiré sobre mi boca
el frío de tus labios
ni tus manos sobre mi cara.
Ya no te sentiré a mi lado
ni aspiraré tu sudor ni tu aliento
no usaré esas gafas oscuras
ya no perdura en mí la huella.
Ya no respiraré tu aliento
de alcohol barato y agrio
ya no me haré la dormida
ni escucharé el pisar de tus botas camperas
ni encenderé la luz de mi mesita
para interrumpir mi sueño.
Ya no limpiaré más tus vómitos
ni secaré el sudor en mi almohada de tu cabeza
sudorosa, fría, húmeda
ya no me cobijaré en mi sábana
ni escucharé el sonido de llaves en la puerta.
Dejaré de maquillar mi cara
de ponerme la sombra bajo mis ojos
de querer borrar la huella de mi mirada
de perfilar el corrector sobre mis ojeras.
Ni miraré el reloj de madrugada
si sentiré sobre mi boca
el frío de tus labios
ni tus manos sobre mi cara.
Ya no te sentiré a mi lado
ni aspiraré tu sudor ni tu aliento
no usaré esas gafas oscuras
ya no perdura en mí la huella.
Primera presentación del libro
El próximo día 26 de noviembre tendrá lugar la puesta de largo de Una brecha en medio de la rutina, con la primera presentación del libro en Canet D,en Berenguer.Asistirán a la presentación las autoras y Mariano Vega, editor del libro. La entrada será libre hasta completar el aforo.Fecha: día 26 de noviembre a las 19,00 horasLugar: Auditorio Canet d´en Berenguer
Publicado por Una brecha en 9:00 0 comentarios
Etiquetas: Presentaciones
martes 10 de noviembre de 2009
Suscribirse a:
Entradas (Atom)